jueves, 28 de octubre de 2010

El Himalaya está a un tiro de piedra

Hoy he soñado que iba en coche al Himalaya desde Barcelona. No es la primera vez que sueño con el Himalaya y algún medio de transporte: una vez soñé que podías llegar con la L1 del metro, después de Fondo, aunque tardabas un rato largo y había baches.

Íbamos con unos cuantos que seguramente eran amigos míos porque claro, al Himalaya en coche no te vas con cualquiera. Como nos pillaba de camino, hacíamos la ruta de los cátaros, que consistía en una serie de catacumbas. Terminábamos saliendo por una cloaca que había devenido un río subterráneo. El coche era blanco, un coche-caja tipo Volvo.

El Himalaya, por lo visto, está a pie de una plaza cuadrada muy grande y muy turística, tan turística que se ha desvirtuado, o mejor dicho, revirtuado. A uno de los lados está la ladera de la montaña propiamente dicha, por el lado opuesto hay un pequeño secarral a lo western con cactus y bolas rodantes, y otro de los lados tiene un enorme restaurante chino de tres plantas. Efectivamente, la Plaza del Himalaya es Port Aventura. Ah, y había una banda andina con zampoñas y amplificadores con mucho reverb. Ahora que lo pienso, es posible que el Himalaya esté pegado a Tiananmen.

Mi padre me llamaba por teléfono:

- Sí, si, tengo cobertura. Tú me oyes bien? Yo te oigo robot. Bien. Hemos estado en el sur de Francia y luego aquí. Pues de momento no me está gustando mucho, está muy explotado turísticamente. Y a esta hora hay mucho resol y me da en toda la cara. Sí, sí, te llamo a la vuelta. Qué? Ah, tres días ida, tres días vuelta. Un beso, recuerdos.

Al volver a Copenhague, le decía a mi compañera de despacho (con la que me llevo mejor, hemos roto progresivamente el hielo porque ambos leemos tebeos pero que me sigue resultando brusca de narices) que el viaje había estado regular, aunque estaba contento porque viajar con amigos puede ser una catástrofe y la verdad, muy bien, no habíamos tenido conflictos ni reyertas tontas.

jueves, 21 de octubre de 2010

Fútbol, chispazos, demoliciones

El otro día le ganamos al Copenhague en la Champions. Lo digo en primera personal del plural porque es como se dicen estas cosas. Estuve cenando con Pau, que se vuelve a casa (a Caldetes, para más señas) a buscar curro para poderse volver a Dinamarca en pos de su vida sentimental, y con Cristina, que es alemana y se queda, cosa que es una suerte porque cocina bien. Bueno, a cada santo su vela; Pau tiene también mucha mano.

Nos habíamos propuesto ver el partido, pero era pay-per-view y nos daba pereza irnos a un bar. Eso sí, el padre de Pau nos llamó para decirnos que llevaban nosecuántos tiros a puerta pero que dos habían sido fuera de juego seguro y que del otro no estaba muy seguro, però de ben segur que guanyem. Si todavía viviese cerca de Plaça d'Espanya, me estaría cagando en el Barça y en la afición. Ahora me hace gracia y hasta ilu.

A nivel de ocio, fui a un concierto de voces blancas en la catedral el viernes pasado, y anteayer estuve en la exposición de World Press Photo que hacían en la sede de Politiken, el País de aquí. El otro día estuve viendo en casa Die Legende von Paul und Paula, una peli de los 70 hecha en la RDA. Pasa en el Berlín Oriental y es la típica tragedia en la que la heroína una zumbada arbitraria que cree que el amor es una solución para las cosas y el protagonista masculino es un mamón que no sabe lo que quiere. Pero es muy disfrutable, hay demoliciones, Trabants y guateques.



El sábado cumplí dos meses aquí, y tuve un ligero arranque de trascentalidad percibida, pero sin melancolía. La melancolía vendrá en poco, porque ya empieza a hacer frío y a llover un poco cada día. He estrenado el gorro de lana que Rita me hizo en las colas de espera de la embajada china, mientras la hacían esperar para sacarse el visado. Ella estará pasando más aventuras que yo. Es más, ella estará pasando aventuras. Comparado con ella, yo me limito a pasar el rato.



El jersei me lo he comprado aquí. Es bonito, pero sintético, y da chispazos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Mesa que sube

Tengo una mesa ajustable. Muy ajustable. Puede convertirse en mostrador:


domingo, 10 de octubre de 2010

El parque de los ciervos

Ayer estuve en Dyrehaven (el parque de los ciervos), un parque forestal que ha sido (y no sé si sigue siendo) coto de caza real. Además de por la población de ciervos y venados y gamos y corzos y otras cosas que nunca he sabido diferenciar, el parque es merecidamente célebre por sus robles. Tampoco hay mucho que contar, sólo decir que es una de las visitas obligadas cuando para vengáis.

Un venado macho enorme detrás de un charco grande, plantado con calma a veinte metros del camino principal.



Una de esas banderitas que se clavan en los pasteles, plantada en el suelo.

Una familia monoparental disfrutando de un día en el campo.

Paisaje.

Ciervos.

Tres machos. Todavía no ha empezado la época de celo y por eso andaban juntos, aunque se les oía chasquear la cornamenta entre ellos.

El último sol de la tarde, al irme.

lunes, 4 de octubre de 2010

asomando la nariz

Ya he tomado posesión de mi oficina, pero he podido hacer nada y menos estos tres últimos días, porque me he pasado el lunes y el martes en un seminario y hoy en la administración.

El seminario del lunes era una reunión informativa de doce horas (incluyendo comida y cena) sobre las responsabilidades académicas, laborales y legales tanto de doctorandos como de supervisores. El del martes, más relajado, era para darnos papeles y formularios.

Como ahora estoy en una facultad de humanidades, los estudiantes eran humanistas con problemas y necesidades de humanistas. Y sobre todo, con estudios de humanistas. Listo unos cuantos proyectos que me comentaron otros asistentes:

  • La primera que veo algo de estudios de género que va sobre hombres: La representación de la masculinidad en la cocina en los medios (los cocineros televisivos, etc). Me ha hecho pensar en la ferretería a la que fui el otro día - vendian molinillos de pimienta en un stand de cartón con forma de cocinero. El cocinero, muy viril, molía pimienta sobre una barbacoa. Nada más machuno que la barbacoa, que es carne sin filigranas.
  • Otro hacía algo sobre los barrios de chabolas en la ficción relacionada con los desastres (terremotos, etc.). Existe una línea de estudios literarios que se llama Estudios del Desastre. Le dije al autor que se veía a la legua que había propuesto un tema para poder ver pelis y leer libros que le molaban y me dijo, riendo, que sí señor.
  • Pero con quien más hablé sobre su investigación fue con chica que analizaba unas 2000 actas de canonización de creyentes ortodoxos que se habían dado al caer el régimen soviético en Rusia. Lo gracioso es que no se habían dado canonizaciones desde hacía décadas, y ahora se dedicaban a elevar a los altares a mártires rusos de los 30. Su Iglesia debe de estar tan desesperada como la nuestra y se han puesto serios con el márketing.
Qué sensato y definido me parece ahora lo que hago. Pero qué poco gracioso.

Y hoy he echado la mañana en la administración. He estado hablando con una chica inglesa en la cola y al salir de la oficina, papeles resueltos, nos hemos ido a comer y hemos tenido una sobremesa de lo más animada. Hemos intercambiado números de teléfono. Es muy guapa.

Dios le da pan a quien no tiene dientes.