jueves, 26 de agosto de 2010

una habitación propia

¡Por fin consigo sentarme a escribir! Y lo digo en el sentido más literal; acabo de ensamblar una silla SKRUVSTA (esa silla de oficina redondita de ikea que parece un tamagotchi o algo de Kubrick). Lo cierto es que Kubrick viene muy al caso porque, después de un día y medio montando cosas de ikea (con interrupciones y contratiempos como la ausencia de martillo, es muy difícil comprar un martillo en el centro de Copenhague), uno tiene la sensación de haber tocado el obelisco de 2001.

Y es que he estado montando cosas de ikea porque, efectivamente, ya tengo donde quedarme. Quería buscarme un piso para mí solo pero era mucho jaleo y bastante desembolso. He encontrado una habitación en el centro (la tercera opción de la que hablaba en el post anterior). Y es en el centro, centro, centro. En Løvstræde:


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Vivo con Peter, el propietario, que tiene tres hijos de 20, 14 y 10 años, aunque sólo la mediana y el pequeño viven con él. Y sólo cada dos semanas, porque aquí la custodia compartida es automática. Me explicaban que las familias divorciadas y recasadas tienen graves problemas de logística muy a menudo, con niños yendo y viniendo como la radio cuando vas en coche entre montañas. Peter es profesor de danés y mates en primaria y secundaria, y hace cosa de ocho años que alquila dos cuartos para sacarse unas perrillas. La otra habitación alquilada la tiene Hannah, una chica noruega de 20 años, estudiante de matemáticas financieras o algo así.

El piso está muy bien, la cocina y el baño no dan grima (se conoce que los baños copenhaguenses pueden ser realmente terribles) y la habitación tiene suelo de madera y mide unos 20 metros cuadrados, así que no tengo que mover la cama para abrir el armario. Por supuesto, no tiene cortinas. Tampoco es que haya habido mucho que ocultar, pero uno tiene que masturbarse con la espalda pegada a la pared de entre las ventanas, como si fuera un francotirador.

Pensándolo mejor, si que ha habido cosas que ocultar. No tenía previsto pintar paredes, y sólo me había traido ropa que me gusta, ningun pantalón de chandal del Alcampo ni una camiseta de Taller Mecánico Lozano, de manera que terminé pintando mi habitación en ropa interior.


El armario en cuestión es, por desgracia, un ANEBODA. Teniendo que administrar el presupuesto, y primando siempre el gasto en colchón antes que en otras cosas, he acabado comprando dos cosas (cajonera y armario) de una de las lineas de ikea que menos me gusta. Pero se imponía comprar unos muebles blancos de chichinabo y acabaron siendo estos.

Durante los días que llevo aquí, he estado con un par de amigos de barcelona residentes aquí (Xavi y Mireia por un lado, Pau por otro), con una compañera de clase de cuando vivía en Berlín (Ajla, bosniodanesa). Pero, además, ha pasado mucha gente visitando: Tommaso, Alexandra (doctoranda de la UPF), Edu y Víctor.



Además, Bolette Pedersen, mi directora danesa, me invitó a cenar en su casa el domingo pasado, con su marido y su hijo. Tanto ella como su marido vivieron en Madrid durante los 80, así que hablan un español muy bueno, con anécdotas sobre La Movida y observaciones sobre La Transición. El marido de Bolette es de las Feroe, y cenamos un trozo de halibut estupendo que ellos mismos habían traído, congelado y envuelto en papeles, de tapadillo, en el vuelo de vuelta de sus vacaciones, acompañado de endivias al vapor y espinacas de su huerto. ¿Ni tan mal, no?

Pero seamos honestos, estos días han pasado a base de comida rápida, chino en cajas de cartulina parafinada, bocadillos y ramadán de desayuno (hincharse por la mañana para no tener hambre hasta tarde) en el bufet del hotel. Ha habido alguna excepción, como la cena improvisada en casa de Xavi (ensalada, pan de ajo, queso), la fiesta temática de comida rumana de los amigos de Xavi (estofado de cerdo y col, crema fría de berenjena, albóndigas, y un queso de oveja que se envuelve en corteza de abeto y cuya capa exterior sabe a árbol) o la pasta fresca con hueva de salmón con la que acabo de estrenar la cocina del piso. Y albóndigas de estas, claro.

8 comentarios:

  1. Dios mio, como te entiendo: yo llevo una semana perdido en Ikea. Y ya se ve que tienes muy buena habitacion! Que grande, que blanca y que de luz!
    Y que de visitas en una semana, chico, pareces un jefe de estado de visita oficial!

    Besos!

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  2. Col! Has dicho col!!!
    (perdón, estoy pelín borracha)

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  3. jajajaj, tenim els mateixos mobles! :-)

    patri.

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  4. vaya, vistas desde ese ángulo tienes unas piernas muy bonitas.

    para ser la segunda semana la que está dando coletazos, no te puedes quejar: bien situado, bien rodeado y bien alimentado -ni que de momento haya sido por excepción. hay quien no lo consigue ni en su propia ciudad, jaja... ja?

    discusión sobre Aneboda sí o no a parte, esa habitación se intuye bonita.
    un abrazo!

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  5. Que envidia cochina me estás dando!!
    El piso imposible que esté mejor situado, al lado de Correos, ya sé dónde es :)
    Solo espero que al menos estudies mucho, te aburras como una ostra, no funcione la calefacción en invierno y que no conozcas ningún rubiazo.

    Un besote!!

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  6. Pero qué bonito escribes, jodío... Estanis tiene razón, vaya piernazas nórdicas! Me gusta tu habitación, y que la pintes. Y 20 m2 no está nada mal, yo en París viví en 22, y con Maria.

    Ya he vuelto de las Irlandas (te estoy preparando un mail aburridísmo para explicártelo todo, fotos included), pero te adelanto un par de cositas que descubrí en uno de esos libros que hay en los B&B, uno que parece haber estado escrito para ti. Son dos acertijos. La respuesta, en un par de días. Ahí van:

    1. LOOK AGAIN
    "There is three errers in this sentence". Can you find them?

    2. SIMILARITIES
    What do the following words here in common: "deft", "first", "calmness", "canopy", "laughing", "stupid", "crabcake", "hijack"?

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  7. Me encanta el detalle gorra ("Héctor was here") de la última foto.

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  8. pues aneboda es una de mis líneas favoritas si no la que más y ojalá tuviera todos los muebles a juego algún día

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