sábado, 15 de diciembre de 2012

Ciudad plegada III: el milagro francés

El curso no estuvo mal. O bueno, estaba mucho mejor de lo que yo esperaba. Al menos el café y las pastas estaban muy por encima de a lo que estoy acostumbrado en estos entornos. Pero claro, es Francia, y la bollería está muy bien.

Durante el curso nos explicaron algunos proyectos con grandes corpus textuales que habían hecho en Francia, y cómo algunos diarios eran más dificiles de procesar que otros. El Est Republicain, por ejemplo, está notoriamente mal editado. Cuando los investigadores le dijeron a la gente del diario que podían mejorarles la corrección automática, ellos dijeron que nada de eso, que si parecían un diario serio empezaban a jugar en la liga de Le Monde y no se iban a comer una rosca. Me pregunto si le pasa también lo mismo a El Periódico.

Curioseando por la página web del diario se veía que era prensa regional. Faltaba una entrevista a la cerda más fértil de Lorena. Pero a pesar de la brevedad de esta lectura diagonal, me fue imposible no fijarme en el anuncio del calendario de las From'Girls.




Ahí estaba, Francia representándose a sí misma, lencería, pintalabio, queso y tetas. Por lo visto,  hay una Asociación de Defensa de los Quesos de Leche Cruda, que no está contenta con eso de que la UE les quiera hacer pasteurizar todo, y que edita este calendario.

Queda muy bien decir que cuando uno viaja, no va a hacer lo típico que hacen los turistas, sino que uno encontró un sitio muy típico o muy de allí, e hizo las cosas que hacen los de allá. Y claro, siempre preocupado con la autenticidad de las experiencias, me tuve que imponer una inmersión en lo que se ha dado en llamar el Milagro Francés, i.e., una dieta rica en colesterol compensada con mucho vino tinto para (lo juro) evitar problemas coronarios.

Podemos empezar el recuento con esta sopa de cebolla. Qué me gusta comer de cuchara.


Crème brûlée. Aquí estaré siendo etnocéntrico, pero me gusta muchísimo más la crema catalana. O al menos me gusta más la crema catalana que he probado en casas de gente que la crembrulé que he probado en restaurantes, con ese regusto a tupperware que tiene el sucedáneo de vainilla.


Lo que sí que está bueno en Francia es la comida china.



Hay una marca de té que se llama Las Dos Marmotas. Da sueñecico nada más ver el sobre.


Sueñecico daba también ese platazo de potée. Era en un restaurante de self-service a los que van los trabajadores de oficinas cercanas, pero a pesar de lo impersonal del sitio y de lo cutre que eran el pan y los entrantes, la col de debajo del pringue estaba espectacular.


Y para aligerar, unos fideos japoneses.


Y casi a punto de irme, un autobús con un cartel de la fundación Brigitte Bardot nos insta a que no comamos caballo




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