Hasta que hace días de frío horroroso (que los hay, también) y todos nos cagamos en los putos muertos de la madre que parió a la nieve. En las lunas de un coche alguien había escrito "mierda" y dibujado un corazón.
La nieve había sepultado esta maqueta minigólfica de la ciudad que se encuentra en el patio de un museo histórico en mi antiguo barrio.
Y había sospechosas pisadas en la nieve en plan Fargo.
Cuando está nevado uno se deslumbra con facilidad. En particular si sale de un sitio oscuro. Éste es el rellano de mi antiguo piso, el día después del incendio. Habían quitado la corriente para evitar males mayores.
Y estos somos Verónica y yo, cuando todavía no sabíamos cómo de presentable estaría la casa después del incendio.
Por fortuna sólo ardió el sótano pero estaba todo lleno de ceniza. Pudimos recuperar las cuatro cosas que quedaban en casa y limpiar un poco por encima hasta que nos hartamos de escupir ceniza.
Pasaron unos días. A raíz de mi mudanza encontre una lata de nieve instantánea que había comprado como decoración navideña y nunca había llegado a usar.
A diferencia del árbol mágico que sacamos de un sobrecito de polvos este verano, esta nieve mágica dejaba un poco que desear. Aquí se ven los polvitos y el agua prescrita para conseguir un litro y medio de nieve artificial.
Y aquí el resultado un poco chascoso.
Como addenda, dos videos girados del proceso de obtención de la nieve artificial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario