Parece que, cada cierto tiempo, una entrada de este blog tiene que empezar diciendo que me voy a vivir a otro sitio, otra vez. Y es que me voy a vivir, otra vez, a otro sitio. A partir de febrero estaré viviendo en el Reino Unido, en Inglaterra, en Cambridge. No, no es precisamente para trabajar en la universidad.
Como me quedan dos días en Toronto, pongo unas cuantas futuras memorias.
En Allan Gardens, una corona de flores. Días después me enteraría de la muerte de una conocida.
Tampoco está muy lejos del cementerio histórico.
Y ese cementerio está al lado de la granja de Riverdale, le han puesto un cubierto a las cabras que parece un escenario. Ante ustedes, Antígona con cabras.
Una escultura de una catapulta lanzando una casita roja del Monopoly delante de la embajada de Italia.
Las primeras nieves hacen ilusión. Luego, no nos engañemos, es una mierda.
Tomos sueltos de la Encyclopedia Britannica. Siempre me han hecho gracia las palabras que, por azar, se convierten en principio y final de libro. En la enciclopedia de mi casa, teníamos los tomos A-Benizar, Cullinan-Fío y Tolete-Wuhnsen.
Aquí, la Torre CN. No la he sacado mucho a la pobre.
Cayó otra visita al Bass Pro Shop.
En una de mis últimas reuniones en la oficina sacaron una caja de toffees Quality Street. No sé cuánto tiempo hacía que no veía una caja de éstas que no estuviera llena de botones.
El queso de mármol blanco y naranja no está estrictamente bueno, pero es divertido de comer.
Por mucho que me guste el pescado, fuera de casa puede ser un chasco a menudo. Esta trucha ártica estaba muy buena.
Inglaterra nunca me ha interesado particularmente. Vivir en no-Londres tiene la ventaja de no ser Londres, y la desventaja de no ser Londres.
Por suerte, parece que Cambridge es, como reza mi mapamundi danés, una de esas poblaciones grandes escogidas.
Pero si esta galleta de la suerte tiene razón, no estará mal del todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario