Ayer estuve en Dyrehaven (el parque de los ciervos), un parque forestal que ha sido (y no sé si sigue siendo) coto de caza real. Además de por la población de ciervos y venados y gamos y corzos y otras cosas que nunca he sabido diferenciar, el parque es merecidamente célebre por sus robles. Tampoco hay mucho que contar, sólo decir que es una de las visitas obligadas cuando para vengáis.
Un venado macho enorme detrás de un charco grande, plantado con calma a veinte metros del camino principal.
Una de esas banderitas que se clavan en los pasteles, plantada en el suelo.
Una familia monoparental disfrutando de un día en el campo.
Paisaje.
Ciervos.
Tres machos. Todavía no ha empezado la época de celo y por eso andaban juntos, aunque se les oía chasquear la cornamenta entre ellos.
El último sol de la tarde, al irme.
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Parece el sitio ideal para montarse en una barca con túnica negra y una calavera en la mano
ResponderEliminarCuando para venga m'hi portaràs? A Noruega no vam veure ni un puto ant ni res que se li assemblés... a veure si Dinamarca m'ajuda a treure'm l'espineta :)
ResponderEliminarprecioso
ResponderEliminarEn ocasiones, me gustaría ser un animal.
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