viernes, 6 de enero de 2012

lujo y carencia


He vuelto de Las Fiestas. Ha sido bonito, emotivo y fácil. Hasta hubo un arcoiris el día que me iba, poco después de fin de año. Y un arcoiris en un sitio tan prosaico como Sabadell tiene el doble de valor.

Una cosa que he notado mucho es que la gente habla en castellano y en catalán. Eso está muy bien y es menos cansado. Jugué al tabú con unos amigos; en castellano y catalán a la vez, lo cual no está bien y es ilegal. Pero la alegría de la lengua materna se veía punteada por el regusto de la crisis. Incluso las paredes escritas nos hablaban de carencia.

El mercado laboral es ahora peor sitio todavía. Quien no tiene trabajo, se aguanta, y quien tiene, se calla cuando le hacen trabajar de más, no vaya a ser. Todo el mundo está exhausto, incluso los libros.

Pero a pesar de la carencia y la extenuación, hay esperanza. Un comercio del Raval, entre prostitutas y guiris acosados por carteristas, nos promete liberación y reparación. Amén.
Y no es que todo sean promesas. También hay buenas cosas nuevas, como este conejo que Miquel y Anna han adoptado. Se llama Vapor.

Vapor no sabe que es comida. Esta piña y este jamón, en diálogo, sí lo saben.

Según me dijo el camarero, éste es el primer café que ponían en el Ámbar el día uno de enero.

Y en la reseña gastronómica, las galletas de jengibre hechas por la madre de Mireia (y decoradas por ella, no por su madre), tan buenas como bonitas. Me parece que la guinda de este año fueron unos garbanzos con acelgas y chorizo en un restaurante de menú. Eso, y una crema de puerros en casa de mis abuelos. A mí la proteína navideña me aburre un poco. Tampoco sería justo que me olvidara del vinillo.

Y después de estos días de sobremesa infinita, la vuelta a casa. Me duelen muy a menudo los oídos al aterrizar. Esta vez me compré unos tapones de silicona y volar fue raro pero agradable. Aquí están mis tapones, una vez sacados. Son como un cortejo de focas translúcidas.

Sin atreverme a decir que se han resuelto zonas erróneas, esta navidad ha sido en cualquier caso mejor que la anterior. En lugar de irme con ganas me he ido con un poco de mecachis. Pero en Copenhague también hay arcoiris.

4 comentarios:

  1. :) Preciosa y breve reseña navideña, me encanta lo del agotamiento de los libros.

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  2. Tu blog me hace usar todos los buenos adjetivos que conozco en castellano y catalán... Entonces usaré sólo uno, pero varias veces. :) ¡Lindo, lindo, lindo!
    Un abrazote de año nuevo, Raul.

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  3. los papanoeles son un gif. Si te los comes suficientemente rapido la campana se mueve.

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  4. Bon post, Héctor! M'han encantat els llibres esgotats i la promesa d'alliberament i reparació.
    I m'ha agradat que te n'anessis amb una mica de mecachis; vull pensar que així caurà una altra visita aviat.

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