sábado, 17 de diciembre de 2011

Se me lo llevan de las manos

No hay muchos gitanos en Dinamarca, y los que hay suelen ser aves de paso de sureste de Europa. Pero además, los gitanos españoles, más sedentarios que en otros lugares, contribuyen capitalmente a la sociedad vigilando obras y–algo que como niño de barriada me tenía fascinado en mis sábados matutinos paseando con mi abuela Encarna–vendiendo bragas gritando cosas como "venga nena, mira como se estiran! Si por doscientas pesetas la que no lleva bragas es porque no quiere!".

Tuvo que ser precisamente mi tía Encarna, hija de mi abuela Encarna, quien viera el sustituto danés al mercadillo de las gitanas en un escaparate y lo documentara:


Pero es que en el Sur lo tenemos más fácil, es bien sabido que la adversidad climatológica es un espolón en el costado del desarrollo técnico. Aquí hace demasiado frío como para pedirle a nadie que se ponga a ondear bragas en la calle –como dice mi tío, estaba chispeando– y por eso se emplean animatronics. Y ya que los muñecos no gritan, se les pone King Africa de fondo. Puentes entre islas, molinos de viento, diques, pólders y mercadillos de gitanas eléctricos; la ingeniería nórdica nunca deja de asombrarnos.

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