sábado, 2 de junio de 2012

Pulgar II: Las ciudades continuas



No me daba tiempo a celebrar mi cumpleaños porque me tenía que ir a Estambul a una conferencia. Suena bonito, pero me apetecía regular. Me aterrorizaba que me diera el primer sol del año, y me daba mucha pereza pasar una semana en un hotel. Con Sigrid y Anders alquilamos un piso, que nos salió mucho más barato que el hotel, aunque sin desayuno, claro está.

Un balcón de cerca de la casa tenía, un lugar de un molinillo de viento o alguna de esas cosas que se ponen para decorar macetas, un pulpo oscilante.



Aquí vemos a Sigrid, extáctica, en el teleférico.



En Estambul hay mucho animal suelto. Este gatete estaba en Santa Sofía, amorrado a un foco, quitándole luz a una Virgen.



Éste dormitaba en un banco.


Y éste se resguardaba del sol a la sombra de un tobogán.



Las fotos de paisajes y de grandes monumentos siempre quedan tristonas con una cámara compacta. Estas sillas están a la disposición de los visitantes en Santa Sofía.





Y esto estaba delante del recinto de la conferencia, cerca de algún edificio militar. Estábamos rodeados de cañones.


Se nota que Turquía es un sitio estratégico. Se ven muchísimos soldados armados, y la normas de seguridad parecen más severas que en otros sitios. Para entrar el Istanbul Modern parecía que estuviéramos entrando en el área 51. El museo está muy bien, la colección permanente vale mucho la pena. Pero como no se pueden sacar fotos, ahí va una de un panel de madera que tenían montado para unos talleres al fresco.



Saliendo del museo acabamos en un barrio no muy fino, lleno de tiendas de cuerdas, cadenas y material para barcos. Se notaba que era un sitio algo chungo no tanto por el mayor número de perros callejeros (que están distribuidos homogéneamente por la superficie de la ciudad) sino porque los que había eran particularmente asquerosos.




La reseña gastronómica es un poco floja. La comida aquí resulta poco sorprendente, porque a lo más típico ya estamos acostumbrados y lo menos típico lleva las mismas verduras que en casa. Además viajar con vegetarianos en un pais con tanta barrera lingüística es un continuose convierte en un ejercicio de exceso de prudencia y de aquí-mejor-no-comer. Y en los restaurantes donde se sirve pescado sólo se sirve pescado, así que no pude hartarme de sardinas como tenía previsto.

En este restaurante cenamos muy bien. Muy majo lo de los troncos de espinaca rehogados.
















Aunque también tengo que reconocer que en cualquier figón estaban buenas las cosas que llevaban berenjena. Y eso es mucho decir, pedir berenjena fuera de casa suele ser un acto de fe, genuina desesperación o ganas de comer esponja o ahogarse en aceite.

La noche antes de irnos compramos tomates e hice gazpacho. Está feo que yo lo diga, pero estaba de ole. O eso, o los guiris se hincharon por cortesía.



Los guiris en cuestión son estos dos. Sigrid cultiva una imagen ibicenca que ofrece un amable contraste con su temperamento análitico y sobrio, aunque tierno. A Anders ya se le ve que nació para ser un residente de la torre de marfil.









































Lo que la foto no muestra es cómo Anders es capaz de llevar zapatos de vestir de color arcilla con calcetines negros de hilo subidos, hieráticos, impertérritamente aferrados a sus pantorillas, con esos pantalones cortos. A mí me llena de admiración la naturalidad con la que asume su ser como guiri terminal. Tampoco es que yo tenga mucha autoridad, viéndome en esa foto, con esta pinta de señuelo para carteristas.














Este globo escapado estaba nostálgicamente pegado a una ventana del techo del aeropuerto el día que nos íbamos. A los delfines les pasan estas cosas en los zoos. Parece que quería volverse a Estambul.


Yo, honestamente, me moría de ganas de irme. Pero aún quedan cosas para decir sobre Estambul, ya que en esta entrega sólo se han comentado cosas concretas, como los gatos, la comida o el teleférico. Y es que esta ciudad tan amiga de cambiar de nombre está efectivamente llena de palabras y de signos.

1 comentario:

  1. #meponemucho tus palabras y tus signos. oye, la bala esa no es como uno de esos dildos extreme-SM-gayer-night?

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