Esta semana ha venido sembrada, desde soñar con Carla y Muntsa emperifolladísimas en una fiesta celebrada en casa de Norma Duval donde una de ellas traía un elefante de peluche de dos por dos por dos metros y donde se hacía bullabesa en una bañera, al sueño de esta mañana.
Parece que yo estaba asociado en algún grupo de señores con gabardina y fedora que se dedicaban, como todos los señores con gabardina y fedora, al crimen organizado. Teníamos un falso despacho con una falsa secretaria con rebeca nacarada de manga tres cuartos y falda rodillera de color salmón. Los teléfonos eran de color verde oliva y tenían el cable helicoidal, así que supongo que estábamos en el pasado.
Tres o cuatro de mis asociados llevaban una bolsa industrial de plástico y claro, dentro había un cuerpo inconsciente o muerto. Resultó estar inconsciente porque, después de depositarlo encima de una mesa, le clavaron un cuchillo de monte en el torso y le aplastaron la cabeza con algo. Luego abrieron la bolsa.
Algo ensangrentado, pero el cadáver era fácil de reconocer. Llevaba un gorro de lana y un jersey de rayas blancas y rojas. Y, mientras que el resto estábamos hechos de carne, su piel tenía una no-textura lisa y sin sombras, como si fuera un dibujo.
No lo busquéis más. Parece que lo han matado y yo he sido cómplice.
WOW!
ResponderEliminarplas plas plas. Molt bó. No m'esperava gens el gir argumental.
Que t'afalaguin pels somnis ha de ser una mica extrany.