viernes, 27 de julio de 2012

Islandia o la imposibilidad de una opinión II


 « Puede que lo que más me haya gustado haya sido una sensación; la de caminar encima del musgo en los campos de lava y notar como te hundes unos centímetros a causa de su espesor. ¿Pero es legítimo para una evaluación de tipo turístico que lo que más te haya gustado haya sido una sensación y no un objeto en sí? 
Sí, sí, vale, ulteriormente sólo tenemos nociones de los objetos a través de nuestras sensaciones, pero me temo que se espera que uno responda un lugar y no algo tan puñetero y nominalista.

Pero no puede ser sólo un lugar a secas. Ha de ser algo con nombre y, a poder ser, con historia, con alguna evidencia de humanidad. Incluso Snæfelsjökull, un volcán con un glaciar en el cráter, recibe más visitas porque es por donde se meten los protagonistas de Viaje al Centro de la Tierra de Julio Verne.»


«La playa esta, no obstante, no tiene nada de narrable. Decir "vi una playa preciosa con piedras negras" tiene poco interés, es demasiado poco humano. No se puede empatizar. Los no geólogos preferimos ver un menhir con una placa fechándolo que una cordillera nevada de belleza inaprehensible. Pero siguiendo un par de kilómetros hacia el este, siguiendo la costa, se encuentra este faro amarillo.




Ah, un faro. Mucho mejor, un faro siempre es muy alegórico. El faro hace pensar a la vez en los hombres en tierra y en los que están en el mar, los últimos navegando hacia los primeros amparados por la visión de una señal luminosa. Un faro otorga significado al paisaje, lo narrativiza casi tanto como una mención de Julio Verne o, para el caso, de Joseph Conrad. Y éste además es amarillo, casi naranja.»

El faro avisa de la presencia de un acantilado. El acantilado está lleno de nidos de aves marinas, y en el pasado había sido un lugar para forrajear huevos, descolgándose con cuerdas por el escarpe. Ahora está prohibido hacerlo, así que me quedé sin robarle huevos a los frailecillos.

Pero para resarcirme, comí frailecillo propiamente dicho. El frailecillo es uno de los animales más bonitos del mundo. Su carne no está mal, aunque este plato parezcan jirones de hígado.


Pero el animal homeotermo que más se come en Islandia es el cordero. En la cafetería del lado de Gullfoss me tomé, además de un bagel bastante horrible, un tazón de sopa de cordero muy literal (cebolla,puerro, zanahoria y cordero) y muy decente.


Y en el Bónus, el supermercado barato islandés (ojito a la imagen corporativa con ese cerdo-hucha tan lúbrico), encontré la versión islandesa de mi fiambre danés favorito, en este caso hecha de cordero, mucho más consistente y algo más sosa.



Y es que cualquier pasto islandés tiene cuatro ovejas por ahí.

Éstas estaban echando la tarde cerca de Snæfellsjökull, el día antes de irme. Volví a la península de Snæfellsnes por una conversación con unos australianos en un bar.

— Mañana queremos ir a ver Snæfellsjökull. Vente si quieres, queda sitio en el coche.
— Gracias, pero ayer ya estuve. Es muy bonito. No pude subir del todo pero se ve la nieve desde la ladera.
— Es que además se conoce que hay un cadáver de ballena varada en una playa de cerca de Olafsvik y pensábamos en ir a verla.   
 — Pues si no os importa que cambie de opinión, me apunto.



Y al día siguiente me reuní con ellos. Hicimos alto en una gasolinera. Habían decorado las ventanas con jarras termo llenas de cucuruchos de helado de esos que se reblandecen pronto y tienen un regusto raro. Dentro de cada cuchurucho había una flor.

Y paramos a comer en el restaurante de Olafvsik. Una sopa de espárragos algo ingrata y unas albóndigas de pescado sorprendentemente buenas. En otro par de sitios pude comer bastante buen bacalao. Delante del restaurante, en un parterre, hay una vérterbra y dos costillas de ballena. 

Y siguiendo un cartel en el cruce de un camino de tierra, encontramos la ballena varada.


«¿Y si se trata de esto? ¿Podría ser esto mi cosa favorita de Islandia? Una ballena es un animal muy grande, verlo muerto en una playa llena de algas ha de ser algo poderoso y poético, algo con lo que se pueda empatizar. Además la muerte se entiende más que un paisaje; como tema pictórico al menos.




 Una ballena varada es lo opuesto a un faro. Es algo más efímero pero debe de tener una magnitud parecida. Una edificación o el cadáver de un mamífero son cosas más cercanas, menos ajenas a nuestras dimensiones y nuestra temporalidad.





Esto está muy bien. Creo que me gusta. Pero no sé yo si gustar puede significar provocar interés clínico. ¿Qué tipo de ballena será? El vientre y el morro están destrozados , pero creo que es una ballena dentada de algún tipo.» 

No olía tan mal como esperaba. Algo de lectura de prensa confirmó que era un cachalote que llevaba unos tres meses en la playa.


Al volver a casa de Fabio, Luis y él ya se habían ido de acampada unos días. En la habitación me esperaba el mapa geológico de Islandia, acaso riéndose de mi incapacidad de tener opiniones.


— No te amargues, hombre. Le pasa a mucha gente.
¿Cómo? — Desde luego no esperaba la condescendencia de un mapa de colores.
— Sí, si le preguntas a Fabio él mismo te dirá que su experiencia en Islandia, mucho más larga e informado que la tuya, sigue resistiéndose a ser articulada en palabras.
 ¿En serio? Yo sólo me siento capaz de experimentar una admiración apolar, primitiva.
 — No romantices. Eso de "primitivo" es un decir. Hace falta tener un neocórtex para experimentar esa sensación vacía de contenido afectivo. O eso o Parkinson. Parkinson no tienes, no?
 — No creo, no.  — Es muy difícil darse cuenta cuando la voz telepática y monocorde de un mapa geológico se está riendo de ti.
 — Mira, tú tranquilo. Cuando te pregunten, dile a la gente que te ha gustado mucho Gullfoss. Modestia aparte, es una cascada que está muy bien, y es un lugar conocido, así que pertenece al consenso comercial de lo que se ha establecido como atracción turística. Sales del paso y puedes permanecer íntimamente perplejo.
 

 — Lo había estado pensando. Pero no sería verdad del todo. ¿No te importa eso?
 — A mí me da igual. Soy una tierra indiferente a los hombres, os dejo vivir aquí pero voy haciendo mis cosas. No soy uno de esos paises pusilánimes como Panamá u Holanda, tan pendientes de lo que queráis hacerles, tan dispuestos a dejarse mangonear.  Tú di eso y a otra cosa.
 — Er... bueno, vale. Pues entonces Gullfoss es lo que más me gusta.
 — Dilo un poco más convencido. Si no, no te va a creer ni Dios. 
 — Gullfoss es lo que más me gusta de Islandia.
 — Ay... —Juraría que el mapa suspiró resignado Mira, vale. Ah, y no te olvides de sacar un par de fotos al baño de Fabio. Hay unos monetes de un dibujante de comic islandés en la puerta, y una tapa curiosa en la cisterna. Eso tiene su gracia también.


Tras unos cuantos días de vuelta en Copenhague, miro las fotos arriba y abajo y sigo experimentando la misma inaprehensión, como si volviera a casa después de tocar la piedra negra de la Kaaaba en la Meca, y en lugar de sentir la voluntad del Profeta, hubiera cobrado consciencia de los límites de mi fe. Y es que así como el Islam prohibe la idolatría, no adoramos a la piedra en sí, sino a Mahoma a través de ella y a Alá a través de él. 

Así que si alguien vuelve de Islandia y os cuenta, enfático, que si tal volcán, que si tal cascada, que si no sé qué fumarolas, es que ha estado ensayando antes de hablar con vosotros para no dejar entrever su incapacidad de opinar, acaso dejándose avasallar por los consejos pragmáticos de un mapa algo socarrón.

2 comentarios:

  1. Vale, le meu especísme te un límit i es posar fotos com la del frailecillo al costat de frailecillo muerto.
    Es com si li haguessis posat nom abans de menjarte'l.
    A part d'això, aquesta serie es la que més m'ha agradat de les que portes, per com està escrita. De debò. Crec que es recomanable, fins hi tot, per algú que no et conegui o que no li interessi Islandia.
    Que et parli el mapa es una mica baixell de vapor, però això, evidentment, no es dolent.

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  2. A mi em va encantar Islàndia... :P Vaig fer un passeig amb uns profes canaris que va ser estupendo. A més a més, vaig presentar un article a un congrés i la gent em va preguntar coses i van riure i em vaig sentir com si allò que digués era important! Hehehe
    Una abraçada forta, Raul.

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