Cuando decidí rebajármela, me encontré con que la esquiladora se había estropeado en el traslado. Armado de valor, me lancé a la calle hacia el Fisketorvet, un centro comercial que podría ser una Maquinista que está a un ratillo (un ratillo suele ser algo parecido a veinte minutos) de casa. Un ratillo cuando no es sábado al mediodía y todas las calles principales están colapsadas de suecos que van a echar el sábado a Copenhague. Y de italianos, muchísimos italianos por todas partes, con gafas de sol y calzado de cuero blanco.
Dos ratos gordos después de abrirme paso como buenamente podía (y todos conocemos la cadencia bovina de los turistas) llegaba al centro comercial y me compraba el aparato en cuestión, mientras pensaba que vivo en un saliente de las ramblas de aquí. Bueno, de la suma de las ramblas, el Passeig de Gràcia i Portal de l'Àngel.
Esto de vivir tan cómoda e incómodamente en el centro me ha hecho pensar en cómo debe de ser la vida suburbana danesa. Así que, aprovechando que los regionales son gratis el primer domingo de cada mes, hoy he ido a la población de Køge, cincuenta minutillos en tren hacia el sur.
No sé si lo he comentado, pero a esta gente le gusta el bronce como a nosotros el ajo. Bajo estas líneas, un rey que se llamaba Federico algo. Creo que VII. Por lo visto era el último monarca absolutista, y aquí se le ve dando la Constitución al pueblo. He buscado en youtube a ver si encontraba a Chiquito contando el chiste de "mi mujer dice que no sé decir Federico" pero no ha habido suerte.
Después me metí en el campo y estuve siguiendo un sendero hasta el minúsculo camposanto (la pared medía dos metros escasos y delimitaba un perímetro circular de unos diez metros). El sitio era pequeño, pero los caracoles, enormes.
Había unas señoras cenando una cosa muy de aquí que se llama stegt flæsk (panceta frita). El nombre del plato es tremendamente literal.Una de ellas tenía dos perros preciosos que se comportaban sorprendentemente bien a pesar de la masa de cerdo humeante que tenían enfrente. Les pedí si les podía sacar una foto.
A las seis volví a la estación, a las siete y media estaba duchándome por segunda vez y mirando el pijama con deseo. Ya había echado el día, y oye, por las cincuenta coronas (8,66 €) que me costaron un bocata y un refresco.
Far, ciertamente, es lejos en inglés. El caracol me parece grande y asquerosete y coincido con la medida de "un ratito". La gente de las afueras trabaja en las afueras o viven allí por un deseo inherente de volver al campo?
ResponderEliminartodo me ha parecido de una belleza abrumadora, que far sea padre (y redrum es murder en inglés y al revés, el resplandor, uo, uoo, uoo), que tengas complejo de francotirador, que tengas una bici con freno holandés(no hagas caso, es de lo más útil), que vivas en el centro...
ResponderEliminar...los mojinos escocíos tienen también una canción sobre el chiste, no es Chiquito, pero acompañará la velada.
http://www.youtube.com/watch?v=Qf2YalXK30Q
(no tengo audio, así que espero que sea esto)
me ha gustado mucho la acentuación del valor de la intimidad en la simplicidad de esas lápidas.
ResponderEliminarpues a mí se me han roto dos púas de la medida que utilizo para repasarme la barba, y consecutivas además, así que si la uso me puede quedar un dibujo curioso en la cara o simplemente terrible o cholo.
abrazos
Hay industria y transporte en las afueras, Køge es un puerto más o menos relevante. Pero también mucho teletrabajo.
ResponderEliminaracabo de darme cuenta de que un "perímetro circular" es una circunferencia. En fin.
a long long way to run ♬
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