domingo, 18 de enero de 2015

Duro Familiar


Cuando volví  de pasar las vacaciones de Navidad en Barcelona, tuve problemas de cierre. En un mismo día, se me rompió la cremallera da la trenca, el candado de la bicicleta me partió la llave en dos, y me dejé las llaves de casa dentro. Menuda forma de empezar el año, sin poder abrir y cerrar cosas cuando toca.

Mi propósito de fin de año—porque este año sí que he hecho— tiene algo que ver con esto de poder y abrir y cerrar cosas cuando toca, porque consiste en esforzarme por trabajar estrictamente mi jornada más, y ni una hora más. Evidentemente ya lo he inflingido, porque son casi las diez de la noche un domingo y estoy escribiendo después de haberme pasado el día, bueno, escribiendo. Pero otras cosas, cosas de trabajo, claro.


Durante mi visita, estuve paseando por el barrio de Sabadell donde he crecido. Era uno de esos barrios de promoción inmobiliaria de la época de la tecnocracia, y una parte tenía aluminosis. Tiraron unos cuantos edificios, y han puesto casas menos peligrosas en su lugar, pero—me figuro que con la llegada de la crisis—muchos solares se han quedado tal cual.


Hacía un día muy bonito, pero el barrio me puso algo triste. Mis abuelos paternos vivían a cosa de unos doscientos metros. Pero me pude quitar la penilla con la hilaridad que provocan algunas cosas muy nostradas, como la pizza del Barça (ya me he cagado en el FCB en anteriores ocasiones),  la Expo Dinosaurio de delante del Corte Inglés de Sabadell, o los animatronics terroríficos (osos polares seudojamaicanos) del centro comercial de al lado.





Pegarse un viaje de Renfe en festivo con servicios mínimos también tiene su lado bueno. Si no, no habría visto esta hornacina chunguísima en la Avinguda Mistral.


Y una vez se te quita la risilla por las cosas absurdas de casa (hace meses conocí a una periodista estadounidense que había vivido en Madrid durante años y decía que le había costado mucho entender el culto al absurdo que se practica al sur de los Pirineos), queda lo bueno y conocido, como los boquerones a la andaluza.


O los rayos de sol de cuarentaicinco grados a media tarde en pleno enero.


P.D: Resulta que buscando mi barrio por Internet, me he encontrado esto, en la calle donde ahora vive mi abuelo. Ni tan mal.

"Los Mossos d’Esquadra detuvieron la noche del pasado domingo a un hombre de 39 años en el barrio de los Merinales. La emprendió a tiros contra un edificio para vengarse contra una presunta agresión a su pareja.

Al detenido se le imputa tenencia ilícita de armas. La emprendió a tiros contra el bloque número 5 de la calle Poble Bubí, en los Merinales. La pareja sentimental del detenido fue agredida con anterioridad en una discusión en la calle. Los presuntos agresores viven en el bloque contra el que disparó el detenido.

Los Mossos d’Esquadra aún analizan las acusaciones cruzadas para aclarar los hechos."