sábado, 17 de diciembre de 2011

Se me lo llevan de las manos

No hay muchos gitanos en Dinamarca, y los que hay suelen ser aves de paso de sureste de Europa. Pero además, los gitanos españoles, más sedentarios que en otros lugares, contribuyen capitalmente a la sociedad vigilando obras y–algo que como niño de barriada me tenía fascinado en mis sábados matutinos paseando con mi abuela Encarna–vendiendo bragas gritando cosas como "venga nena, mira como se estiran! Si por doscientas pesetas la que no lleva bragas es porque no quiere!".

Tuvo que ser precisamente mi tía Encarna, hija de mi abuela Encarna, quien viera el sustituto danés al mercadillo de las gitanas en un escaparate y lo documentara:


Pero es que en el Sur lo tenemos más fácil, es bien sabido que la adversidad climatológica es un espolón en el costado del desarrollo técnico. Aquí hace demasiado frío como para pedirle a nadie que se ponga a ondear bragas en la calle –como dice mi tío, estaba chispeando– y por eso se emplean animatronics. Y ya que los muñecos no gritan, se les pone King Africa de fondo. Puentes entre islas, molinos de viento, diques, pólders y mercadillos de gitanas eléctricos; la ingeniería nórdica nunca deja de asombrarnos.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mucha visita en la calle del crimen


Esta semana pasada estuvieron de visita mi tía Encarna y mi tío José María. aprovechando constituciones y purísimas concepciones.

Aquí la constitución es otra y yo no tuve fiesta, o más bien dicho tuve fiestas obligadas porque no son fiestas: dos cenas de navidad del departamento y la escuela de doctorado respectivamente. Estuve demasiado ocupado comiendo arenques y panceta asada como para poder llevarles a mucho sitio, aunque ellos son muy espabilaos y cubrieron todo lo necesario; sirenita, Louisiana, jardín botánico, el cementerio Asistens y hasta un día en Malmô. Parece que les cundió, a pesar del tiempo regulero.

Pero claro, algunas direcciones tuve que darles. Aquí se ve el cartel de acceso a mi vecindario, con la célebre calle Oehenschlægergade. Nuestra calle, Saxogade, tenía el doble de delitos que la calle paralela durante la época previa a los ordenadores porque cuando alguien reportaba algo a la policía, les daba pereza (o incerteza) escribir Oehenschlægergade y se lo atribuían todo a Saxogade.
Aquí salen mis tíos delante de una maqueta de Copenhague, que es lo más parecido a un minigolf que tenemos por el centro.
Espero que les hayan gustado los arenques en conserva y ahumados que se han llevado. Aquí vemos su maleta con una caballa que asoma.Ya me diréis qué tal la anguila.

Y horas después de irse mis tíos, vino Henrik. Yo iba a clase de danés con Henrik y su novia Ulrike, pero al parir a su hija se volvieron a Alemania. De todos modos Henrik ha seguido estudiando danés por su cuenta y se vino a hacer la parte oral del examen final este lunes. Una de las cosas que tienes que hacer es dar una presentación de dos minutillos sobre un tema que te dan. A mí me tocó la Ley de Jante.

La Ley de Jante es un corpus legal ficticio proveniente de una novela, que se ha adoptado como término para representar la presión tribal por la igualidad y el no-destacar, cosas aparentemente muy características de la sociedad danesa. Dicha ley tiene diez mandamientos:
  1. No pienses que tú eres algo especial.
  2. No pienses que tú estás a la misma altura que nosotros.
  3. No pienses que tú eres más listo que nosotros.
  4. No pienses que tú eres mejor que nosotros.
  5. No pienses que tú sabes más que nosotros.
  6. No pienses que tú eres más importante que nosotros.
  7. No pienses que tú eres bueno en nada.
  8. No pienses que tú puedes reírte de nosotros.
  9. No pienses que tú le preocupas a alguien.
  10. No pienses que tú puedes enseñarnos algo.


Algo de esa forma de entender la relación entre individuos y sociedad se percibe en algunas escenas de Dreyer o incluso en El Festín de Babette. Sea como sea, la Ley de Jante es algo que mencionan muchas personas pendientes o preocupadas por destacar, como políticos liberales o deportistas de élite.

 

sábado, 3 de diciembre de 2011

Lo que yo hago sí es difícil

A pesar de no encontrarme hoy muy bien, he ido a nadar con Sigrid, una colega (en ambos sentidos) de la universidad. Tenemos el propósito de ir a nadar al menos una vez por semana , y de momento llevamos tres sin saltárnoslo. La idea es ir los jueves, pero no pudimos ir éste así que lo pasamos al sábado. Generalmente vamos a la piscina de al lado de la oficina, pero hoy hemos cambiado y hemos ido a la que está cerca de mi casa.

Al salir del vestuario, una vez ya nadado, duchado y vestido, no encontraba la moneda de diez coronas de la taquilla. Maldiciendo mi mala cabeza, he deshecho la bolsa, me he hurgado los bolsillos, me he quitado las botas de agua (hoy ha hecho un día de perros), he aflojado el nudo de la bufanda y finalmente me he puesto en la postura del indio que escucha las vías del tren para ver si se había caido al suelo. Todo en vano. Me he incorporado y, cuando me disponía a irme, un señor mayor me ha preguntado que qué buscaba, y yo le he dicho que una moneda de diez coronas, el señor me ha preguntado de donde era y yo le he dicho de dónde soy, retrocediendo medio pasio hacia la puerta.

Pensaba que se trataba de un pervertido pero no, era mucho mejor, era un majadero. Me ha explicado que era nacido en Argelia, que llevaba treinta años viviendo en Dinamarca y que era lingüista jubilado. Le he comentado que yo también, más o menos, pero sin jubilar, y entonces ha perdido el control al ver que podía hablarme de sus cosas y me ha pegado un rollo enorme sobre la belleza de la lingüística histórica, y sobre su pasión por el protosemítico y el indoeuropeo. Todo esto en el umbral de la puerta de los vestuarios. El hombre estaba vestido, se llama Abdel y sostenía un peine. Sus años en la academia le han dado el don de soliloquiar monocordemente manteniendo un férreo contacto ocular con su víctima, y yo no me atrevía a zafarme o a interrumpir por miedo a despertar su indignación. Por fortuna ha tenido que hacer una pausa para resollar y yo le he dicho que me tenía que ir, pero le ha dado tiempo de preguntarme que qué hacía yo. Se lo he comentado brevemente tratando de no darle cancha y ha sentenciado, con un gesto de peine:

- La semántica es fácil. Lo que yo hago si que es difícil.

Horas más tarde, en un bar del barrio, un desconocido me ha explicado, en inglés, su interés por la filosofía gnóstica, y cómo había alternado el estudio de la cábala con el sufismo. Luego me ha explicado que Blade Runner está cargada de simbología cabalisticognóstica, ya que los replicantes que no recuerdan que lo son son una analogía del propio ser humano hecho de barro y condenado a la mortalidad por un demiurgo (en este caso el señor de la Tyrell corporation). Incluso decía que había algo simbólico en el hecho de que los replicantes malos de la historia fueran rubios y los buenos, morenos; además de un poco de mito de la caverna y de referencias al Árbol de la Vida. Ha mencionado el unicornio de Blade Runner para pasar a hablarme de Lewis Carroll, que se conoce que también era gnóstico y masón. Esta gente es muy apropiacionista, por mucho que Philip K. Dick le fuera lo místico. He pagado y me he ido, acordándome con tibios escalofríos de Hildegard, esa señora vidente del tren de Hamburgo.


Al llegar a casa, me he quitado la gorra y ha caido una monera de diez coronas que se había escondido en un doblez del forro. He dejado la moneda encima de una mesa, he ido al súper y he comprado papel higiénico, dos bombillas de ahorro y una de esas jarras eléctricas que se usan para hervir agua. Creo me voy a empollar las instrucciones de la jarra y saldré a la calle a darle la brasa a la gente con ellas.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Suecia escorada


He pasado el fin de semana en Estocolmo. Viajar al Norte cuando hace frío sale baratico, aunque tiene inconvenientes obvios, como que se te hace de noche en un tris y tampoco tienes tantas ganas de estar en la calle.

Las librerías de aeropuerto, siempre están provistas (y previstas!) de lo mejorcito. Parece que Noah Gordon ha sacado un libro en su saga de médicos, chamanes y judíos: el catalán.


No, no es una graciosa homonimia. "Catalaneren" quiere decir "el catalán" en danés. Lo que tiene miga es que el libro en inglés se llama "The Bodega". Aparentmente es una especie de drama vitivinícola con intriga política en las Guerras Carlinas.

Estocolmo es una ciudad realmente bonita, con sus islitas, sus puentes, sus calles espaciosas... y sus edificios torcidos.


 Este edificio está torcido cinco grados en la base, y no sé cuánto en el último piso.
.


Se ve también que la finalidad de los smartphones es usarlos como nivel. A los estocolmienses se les tuercen las cosas, y no sólo los edificios. Posiblemente la mayor atracción turística de la ciudad es el Museo del Vasa, un museo construido alrededor de un barco de guerra del s. XVII que se les hundió minutos después empezar su primer viaje. Lo tuvieron en el agua, dado por perdido durante 300 años hasta que lo sacaron a flote en los 60.

El Vasa quita el hipo.
 


Y el Museo de Cosas que le han hecho alrededor está la mar de bien también. Incluso el video explicativo mola. Lo pasan por lo menos en sueco, en inglés, en ruso y en español internacional:


Me quedé prendado de esta señora osteóloga tan peripuesta.




Antes de irme a Dinamarca pensaba que el sueco era una lengua más bonita que el danés. Y lo sigo pensando. Pero también tiene palabras feas: "Blommor" quiere decir "flores". Hay muchos plurales que acaban en "or".


Y hombre, a mí esas palabras acabadas en "or" me hacen pensar en ciencia ficción cutre. El plural de "pizza", por ejemplo, es "Pizzor". No puedo evitar pensar en un alienígena vestido de papel de aluminio diciendo que ha venido a invadirnos desde el planeta Pizzor.




Estos leones tan simpáticos, con un poco de retirada a Whoopi Goldberg, están en las calles comerciales, abarrotadas por la llegada de la temporada navideña. Parecen muy majetes. Los cuervos y las urracas también abundan, incluso en las farmacias.


 Y por último, dos imágenes complementarias.
a) Alfredo Landa en TVE internacional. Nadie en España debe tanto a Suecia como Alfredo Landa.Me pregunto si se ha notado mucho el cambio de programación televisiva después de la victoria del PP el 20N.


b) La calle de Olof Palme. En Sabadell tiene un club de fans que ríete tu de Diana de Gales y otros muertos ilustres.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Fundador de Imperios Simétricos



Aviso: os podéis saltar alegremente lo que he escrito. Pero por vuestra madre, haced click en las imágenes y leed el texto.



Los amigos en casa me mantienen al tanto de la actualidad, también de la de tipo político. Miquel, por ejemplo, me ha hecho llegar esta maravilla que se encontró en el tren. Alguien esta confirmado en teoría como Presidente de la Tercera República Confederal Catalana, Vasca, Gallega, Ibérica, Europea y Mundial, porque no se ha ido a "hechar semen-vaginal en ilegales urnas nazi-emparejadas".

El teórico presidente de la TRCCVGIEM se muestra crítico con el el resultado de los comicios y dice que "han asesinado las alegrías del Matrimonio Colectivo y la Patria Potestad Colectiva, sin vivienda prostíbulo ni derecho de pernada". Justifica los origenes históricos de la convergencia nazi-emparejada en "una nación rúsia" que causó dos guerras mundiales. Por último propone una alternativa en forma de "Representatas rotativa-gratuita, cadena informativa, Programa Planificado-Descontaminador-desarmar-desemparejas-investigación colectiva, Fin Al Paro". Y firma como Alcalde-Presidente Mundial

La firma es lo que ha ganado mi adhesión a sus creencias. Es decir, definirse como Presidente, Dictador, Autarca, Emperador, Soberano o Malo de Fin de Pantalla Mundial lo hace todo el mundo. Pero la alcaldabilidad suele pasar por alto. Que el autor de este pasquín considere la importancia del gobierno local me admira, porque revela su compromiso con la máxima de "pensar global, actual local" que tan de moda estuvo hasta que dejó de estarlo.

Y es que de buen gusto estar un poco pasado de moda cuando se es un exaltado de la vieja escuela. Pero ojo, aquí no hablamos sólo de paleoizquierda barbuda y con coderas, porque su estilo retórico, qué digo retórico, ¡literario!, tan temeroso de evitar caer en la cursilería de la lengua de las mariposas, enlaza más con ciertos autores de los sesenta, alejados de la propaganda política

Se podría identificar al Burroughs de Expreso Nova en fragmentos como " enfrentamiento lesbianas nazi-emparejadas alemanas y nazie-emparejados aliadas", casi un homenaje actualizado al muchacho hermafrodita de color verde que se desliza por la copa de mezcal en la obra del autor americano. De todos modos no creo que se trate de una influencia para nuestro Alcalde-Presidente Mundial, que seguro ha leído más a otros autores en lengua española (aunque escribe "Rusia" con tilde, lo que me hace sospechar que puede que algo en catalán también ha leído). Por eso creo que el autor de este panfleto (prodigiosamente bien estructurado en Presentación-Nudo-Desenlace a pesar de la dictadura de la coma y seguido) es más bien un deudor furioso (y acaso bizco de ira) de una obra de Cortázar:


"HISTORIA CON UN OSO BLANDO

     Mira tú esa bola de coaltar que rezuma estirándose y creciendo por la juntura ventana de dos árboles. Más allá de los árboles hay un calvero y es ahí donde el coaltar medita y proyecta su ingreso a la forma bola, a la forma bola y patas, a la forma coaltar pelos patas que después el diccionario llama OSO.

     Ahora el coaltar bola emerge húmedo y blando sacudiéndose hormigas infinitas y redondas, las va tirando en cada huella que se ordena armoniosa a medida que camina. Es decir que el coaltar proyecta una pata oso sobre las agujas de pino, hiende la tierra lisa y al soltarse marca una pantufla hecha jirones adelante y deja naciente un hormiguero múltiple y redondo, fragante de coaltar. Así a cada lado del camino, fundador de imperios simétricos, va la forma pelos patas aplicando una construcción para hormigas redondas que se sacude húmedo.

     Por fin sale el sol y el oso blando alza una cara transitada y pueril hacia el gongo de miel que vanamente ansía. El coaltar se pone a oler con vehemencia, la bola crece al nivel del día, pelos y patas solamente coaltar, pelos patas coaltar que musita un ruego y atisba la respuesta, la profunda resonancia del gongo arriba, la miel del cielo en su lengua hocico, en su alegría pelos patas. "


domingo, 20 de noviembre de 2011

Hace dos noches soñé que estaba en un vagón el metro de París y me querían vender hachís. La piedra estaba en una hoja doblada de papel escolar, de ese con falsilla. No llegaba a verla pero la olía.

Es curioso que sueñe con estas cosas porque yo no he sido nunca mucho de la grifa, pero sobre todo es curioso que sueñe con olores. No me pasa muy a menudo. En uno de los pocos sueños olfativos que recuerdo, estaba salteando jamón cocido con tomillo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

HH a 36,5°C


Hace unos días acabé las clases de danés. La semana que viene subo a teórica, y en un mes o así hago la parte hablada. Para celebrar el fin de las clases, me regalé un fin de semana en Hamburgo, visitando a Daniel. Siendo una visita relámpago tampoco tuve tiempo de ver mucho, y ahora ya se hace oscuro en seguida. Hamburgo tiene puentes y masas de agua, algún parque y autobuses mal equilibrados que se van de lado si el conductor no obliga a la gente a pegarse al lado izquierdo. Hacía bastante más frío que en Copenhague.

Aunque fui al teatro. Llevaba tiempo sin ver tanto lifting y tanta rinoplastia mientras, en el hall, esperaba al inicio de la obra, que estuvo bastante bien. Y como la cirugía plástica da hambre, me comí una hamburguesa al salir. Parece que en Hamburgo lo de la hamburguesa no tiene demasiada tradición, que el término es una cosa gringa. Pero la legimitidad de la experiencia importa poco cuando la experiencia en cuestión lleva tres lonchas de bacón gruesas como cinturones.


Pero lo más relevante del viaje ha sido el viaje en sí. Vamos, el tren. A la ida tuve cuatro horas de retraso porque un puente entre dos islas parece estar escacharrado y me metieron por otra ruta. Establecí una de esas amistades de viajante con una chica alemana que vive en Copenhague desde años e iba a Bremen al cumpleaños de su madre. La chica estaba en los treintaimedios, se veía que era una jevi encubierta (chaqueta negra de piel algo larga, joyería de acero, un cierto corte de pelo) y trabaja en el Ministerio de Transporte y estaba que trinaba. "Yo no estoy con lo de ferrovías, pero me van a oír el lunes cuando llegue a la oficina!". Estuvimos hablando de muchas cosas; su vida en la administración pública, los cambios con el nuevo gobierno, cierta saga contemporánea de literatura fantástica, y un exnovio suyo que sólo tenía un disco en casa, el The Number of the Beast, de Iron Maiden.

Al volver, esta vez sólo con dos horas de retraso, compartí mesa con una señora setentona de Colonia, ricachona y picaronamente extrovertida, que me metió en un sainete sin darme yo cuenta:

- Perdone - le dije al golpearle el pie accidentalmente al dejar la mochila en el suelo.
- Si usted cree que va a tontear conmigo de esta manera se equivoca, joven.
- Vaya, tan obvio he sido?
- Una tiene sus kilómetros y no se acalora así como si nada, pero que sepa que con sus avances me doy por aludida.

Me estuvo explicando que había estado hacía poco en Cádiz, y que le había hecho muy mal tiempo, que le parecía bien que se prohibieran las corridas de toros, que vivía por Lübeck, que era coleccionista de arte ("Tengo un rincón de temática africana en una de mis casas y me he comprado un cuadro con muchas zebras!"), que había estado en el ejército de secretaria (calculo que en los sesenta) y que claro, le gustaban mucho Gáudi y Dáli (más allá de Alsacia la 'a' se vuelve tónica).

También me dio bombones que sacó de su bolso plateado mate, y me dijo que era atea, pero que tiraba las cartas. Y que desde niña había tenido sueños proféticos, pero que su madre le dijo que se los guardara para ella y no los fuera diciendo, porque si sus profecías se cumplían para mal, la culparían de las desdichas que acontecieran. Antes de que se bajara, le pregunté cómo se llamaba, y me dijo que Hildegard. Y yo, que también soy ateo y no creo en la reencarnación, di un respingo.


En el ferry me encontré con unos amigos alemanes con los que iba a la ya finita clase de danés. Otro de los pasajeros, un chaval danés con demasiado flequillo, acarreaba una cornamenta de ciervo. Por la mañana, Verónica le ha sacado fotos al naranjo miniatura que hay en casa, regalado por mi compañero del trabajo Anders, que ahora está floreciendo. El naranjo, digo, no Anders. Anders está en Australia.

lunes, 31 de octubre de 2011

Escoria!

Es tardenoche (algo más noche porque ayer se cambió la hora). Un borracho enorme (enorme de alto y enorme de borracho) se pasea dando tumbos por una calle de Copenhague donde se alternan prostitutas y pizzerías, yonquis y sitios de shawarma. Delante de 1001 Nat Pizza Grill Kebab House , el borracho contiene un sollozo y grita con deje andaluz:

"Todos arriba, al último piso, como Carrero Blanco! Escoria!".

 Quién presta atención a un borracho ininteligible? Un observador parpadea, esperando a que salga su pizza número dieciséis.

lunes, 24 de octubre de 2011

flaco favor

He estado una semana en Barcelona y he aprendido muchas cosas.

1.- El fin de los tiempos y su interés científico

Nacho me estuvo explicando cosas muy interesantes, entre ellas La Onda de Tiempo Cero. Hubo un señor, Terence McKenna, recientemente facellido, que afirmaba (cito de Wikipedia):


 "...el Universo tiene un atracción teológica en el fin del tiempo que incrementa interconexiones, finalmente alcanzando una singularidad de complejidad infinita en el 2012, en que cualquier punto y toda cosa imaginable ocurrirá simultáneamente."

Evidentemente, esto es relevante para todo lo tocante al fin de los tiempos, que es un tema de continuo interés y constante actualidad. Pero no sólo para eso, ya que parece que las teorías de McKenna ofrecen una posible metateoría para todo el trabajo de Hauptmann-Feuerwerker en general y sus Estudios de la Transcentalidad Percibida en concreto. El trabajo de Hauptmann-Feuerwerker se encuentra en un estado de formalización puramente descriptiva y no predictiva, y es posible que se pueda extender su modelo para empezar a hablar de la Trascendentalidad Predecible.


2.- El museo de los mamuts

En Barcelona hay un Museo del Mamut del que no tenía noticia. Y puedes montar cumpleaños en él.

3.- El Barco de Vapor

Los libros del Barco de Vapor son un estupendo recurso pedagógico para gente de +25 años.





4.- Arqueopolítica sentimental

No es una observación particularmente aguda que una familia tiene (o consiste en) un sistema de gobierno. Existen familias de corte asambleario, e incluso familias numerosas en las que acaba emergiendo una democracia representativa; pero vamos, la mayoría de familias oscilan entre la oligarquía y el despotismo ilustrado.

Es interesante, sin embargo, ver como existen procesos de reforma administrativa y graduales conspiraciones en contra del régimen establecido en el seno de muchas familias. Una familia que, por ejemplo, funciona como una monarquía parlamentaria (incluso con una tosca division en dos poderes, uno ejecutivo y uno legislativojudicial), tiene que mantenerse firme para no acabar convertida en un despotismo hidráulico.


Bien, no exactamente un despotismo hidráulico. Eso requeriría un control de los recursos naturales. Me refiero más bien a una reconversión de las señales de afecto y prestación y, en definitiva, estatus, en símbolos de las mismas. Así, se puede convertir la transación del afecto (moneda de cambio en la estructura familiar) en una representación de la misma, de la misma manera que un estado avala sus billetes impresos, un miembro de una familia avala sus símbolos de afecto como verdaderos y fidedignos. Eso es lo normal, y es lo que hace que se hagan favores materiales y se intercambien regalos con valor sentimental. Ahora bien, cuando un elemento o sector pretende implantar una centralización reguladora de ese sistema transaccional de símbolos de afecto, nos encontramos con un despotismo hidráulico de corte simbólico.

Sonará trivial, pero pensadlo un par de veces antes de aceptar que os preparen un tupperware de sobras la próxima vez que vayáis a comer a casa.

jueves, 6 de octubre de 2011

un hecho

El miedo a la muerte pone cachonda a la gente. Es un hecho. Pero este caso es sólo un ejemplo de un fenómeno de mayor alcance conocido como el Prearmónico de Angustia de Moretti (PAM). El PAM se define informalmente como el impulso erótico (i.e., en busca del placer) cuando se anticipa alguna forma de sufrimiento.

Por eso, cuando hace buen tiempo antes de empezar el invierno, los daneses se tiran a la calle, a los parques, a dar vueltas, a disfrutar del aire libre porque saben que se les ha acabado el cuento hasta marzo. Como condenados al patíbulo follando en el corredor de la muerte, celebran sus tímidos veinte grados al sol dando paseos y sentándose en el césped que ya está algo mojado.


Niebla en Kronborg


Parque de los ciervos
Media tarde en el parque de los ciervos 

Un minigolf brutalista en Malmö

Arte peludo para niños de 0 a 99 en Malmö. Es una escultura peinable.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Potok! Potok! Potok!

He vuelto de un curso de una semana de duración en Croacia.


Dubrovnik es un precioso infierno turístico. Esperaba, como muchos, algo en plan Alemania Año Cero y me encontré con una especie de Toledo cruzado con Alicante, una ciudad histórica increíblemente bonita palpitando lo peor del turismo del Mediterráneo, con el agravante de los cruceros por el Adriático. La destrucción de la ciudad durante la guerra de los Balcanes fue menos grave que en otros sitios porque los serbios pusieron la ciudad bajo asedio, ya que el principal interés de Dubrovnik era el turismo y no tenía mucho sentido cargársela.


Sospecho que ese helado tan obsceno fue testigo silencioso del fraticidio y la angustia de la guerra lo volvió canibal. No tengo ningunas ganas de volver a esta ciudad, pero sí de ver el resto de Croacia.

El curso ha sido una auténtica paliza, con sesiones larguísimas, supongo que útiles pero en absoluto excitantes. En la salida de rigor, nos llevaron a unas salinas en una población que se llama Ston. El viaje incluía llevarnos a casa un paquete de 1kg de sal. Yuhu.


Los raíles de las salinas. Por aqui van las carretas cargadas.


Y, evidentemente, comimos muy bien. Para hacer bien el comer hay que venir al Sur. El jueves habría sido un día terrible si no me hubiera comido un par de higos riquísimos. Entre las cosas más buenas que probamos está un plato de un restaurante bosnio que viene a ser un redondo de ternera relleno de queso blanco y verdura.

Uno de los organizadores, que seguro es una vaca sagrada en la Academia, se reveló como un campeón en las cosas del beber. Y como buen machote sureño (es sorprendente qué poco sorprendente resulta Croacia para un español), subiéndose pedo a su scooter y enseñando a los pobres doctorandos, que nos habíamos caído de un guindo, como se abre una botella de vino hundiendo el corcho con el pulgar cuando la necesidad apremia. Queda esperanza, parece que se puede ser una eminencia y darle al vidrio.


Todo muy bien hasta llenar a la cena de cierre del curso, que consistió en ostras, más ostras, un arroz negro con demasiada tinta y un trozo de emperador. No me gusta nada el marisco, pero me comí tres ostras para no tener que dar explicaciones ni parecer muy especialito.


El pulpo me gusta más. Sobre todo, dibujado. Y más todavía con una mancuerna.


Lo mejor del curso (que era obligatorio para todos los que tenemos la misma beca) fue sin duda conocer al resto de estudiantes o volver a encontrarse con los ya conocidos. Como en todas estas ocasiones, aprovechamos para aprender palabrotas en lenguas desconocidas, parándonos para preguntar en qué caso gramatical está la palabra "caballo" en la expresión "tu hermana con un caballo sobre la tumba de tu madre", que por lo visto pega muy fuerte allí. Una lengua hermosísima, el croata.




Creo que "potok" significa algo como "arroyo".


Potok! Potok! Potok! Potok! Potok!

miércoles, 7 de septiembre de 2011

"Tendremos que aprender a sobrevivirnos" - Magdalena, mi compañera de despacho

"Estábamos en una conferencia en un hotel de gama media en cualquier sitio eurogénerico, de los que llueve, como Breda, Estrasburgo o Bilbao. La moqueta y el tapiz de las sillas eran gris y azul. Poca gente para un comedor tan grande, azuzenas demasiado perfectas, abiertas y cabizbajas en jarrones cuadrados, tres cubiertos a cada de lado del plato, mantel y sobremantel blancos. La comida no llegaba y yo tenia delante a una india de pelo lustroso y sonrisa tímida.

Teníamos hambre pero la comida no llegaba y ni tan sólo había camareros. Luego entró en la sala una media docena de mujeres. No mujeres, mujeres-mujeres. Seis o siete vampiresas de Hollywood de pelo ondulado, guantes de raso y escote palabra de honor. Sin mediar palabra, nos instalaron unos dispositivos de control en las manos, como una especie de anillos-trampa algo aparatosos que, entre otras cosas, recogían datos biométricos y nos daban descargas si nos portábamos mal. Pasamos de tener hambre a tener miedo además.

Por algun motivo son sacaron a fuera, al jardín del hotel. Era noche cerrada y sólo nos alumbraban las luces con forma de yelmo enrejado que delimitan el acceso y el aparcamiento. Nos hicieron sentarnos en mesas del jardín y las vampiresas (que por cierto, venían del espacio exterior) nos trajeron comida en un carro camarera de acero. La que le tocó a mi grupo tenía el pelo castaño y llevaba un vestido gris perla. Mientras nos servía el entrante (creo que salmón ahumado) nos iba preguntando cómo se decía gracias en nuestro idioma. Las vampiresas de Hollywood del espacio exterior hablan en perfecto castellano, así que me preguntaron cómo se dice gracias en danés. Atemorizados y con los dedos entumecidos por las descargas, no sabíamos qué decir, excepto gracias."




El curso que habíamos organizado se acabó, por fin, el viernes pasado. El sueño relatado es una de sus consecuencias. De las dos semanas, la primera era la que estaba más relacionada con mi tema, y por lo tanto, en la que más me aburrí porque casi todo me sonaba. La segunda, no obstante, fue más entretenida.

La mayoría de los asistentes venían de fuera, así que se organizó una actividad durante el fin de semana que unía (o separaba) los dos bloques del curso. Fuimos al museo de los barcos vikingos de Roskilde, y luego a cenar.

Roskilde había sido la capital de la Dinamarca vikinga a partir del siglo VII, y el foco de la cristianización del país a partir de la conversión de Harald Dienteazul en el s. X. Tiene una catedral de ladrillo muy bonita a la que no pudimos entrar porque se estaba casando alguien. Dentro están enterrados la mayoría de reyes y reinas daneses.

En anteriores ocasiones ya he comentado cuánto me gustan los museos de cosas, es decir, los museos que no son de cuadros colgados. Seguro que hay un término técnico, pero a mí, "Museos de Cosas" me gusta bastante. El museo de los barcos vikingos es uno de ellos, y, como puede suponerse, las cosas que tienen son barcos vikingos.

Los barcos en cuestión eran barcos que se habían desgastado y estaban irreparables en su día, de manera que los colocaron como barrera en el fiordo de Roskilde para regular un posible ataque por mar. Los barcos se pasaron cosa de mil años bajo el agua hasta que decidieron sacarlos de ahí durante los 50, y les construyeron un edificio brutalista alrededor.
El guía, que nos preguntó a qué nos dedicábamos, dedicó un ratito a hablarnos de alfabetos y curiosidades sobre vestigios escritos.


Afuera había un perro atado.


Pasado el fin de semana volvimos al curso, que pasó sin pena ni gloria hasta que Costanza, la directora de tesis de mi compañera de despacho, decididió con su habitual desenfado que le iba bien un paraguas de caballero que había en la sala para usarlo como puntero.

Como muchas veces que uno hace algo que mola, se moría de risa y vergüenza al acabar su ponencia, diciendo que no quería ser conocida como la Mary Poppins de su campo. Quién no querría ser la Mary Poppins de su campo?

Para agradecernos los esfuerzos de organización, uno de los asistentes (persa) nos regaló una alfombrilla (persa) para el ratón tanto a Magdalena como a mí. Estuvimos encantados. Si yo tuviera que comprar un regalo de cortesía en el aeropuerto de Teherán también compraría esto.

Y aquí vemos a Magdalena bebiendo té con cañita, sentada en nuestra butaca nueva.

viernes, 19 de agosto de 2011

Ya son grandecitos

Hace tres días se cumplió un año de mi llegada a Dinamarca. Y más que sufrir un acceso tremendo de trascendentalidad percibida, me muero de sueño. Me muero de sueño porque estamos en un curso que hemos organizado y estar en la organización implica madrugar más y saber mágicamente dónde está todo; es como, durante dos semanas, ser padre de veinte niños que hablan inglés como segunda lengua fluidamente pero a los que hay que acompañar a hacer pipi.

Como siempre, el contenido del curso es irregular. Las cosas de semántica formal me provocan una mezcla de fascinación y de "¿y todo esto para qué, eh?". He sobrevivido a una presentación sobre cómo es útil hacer unos árboles con letras griegas en las hojas para entender qué significa el pronombre "él". Explicado por el chino de los Goonies. Aunque claro, en este tipo de eventos todos somos un poco el chino de los Goonies, aunque seamos de otro sitio.

Pero antes de eso vino Sascha unos días. Estando yo en el curro, sólo nos pudimos ver a la hora de cenar, aunque pudimos ir a Louisiana, que es a donde llevo a todo el mundo (o a donde hago que todo el mundo vaya).


Evidentemente ha hecho un tiempo de perros, como corresponde a las visitas.

Había una exposición gigantesca sobre la relación entre urbanismo, arquitectura y vivienda. Era chula, aunque siempre hay cosas que dan rabia (tonillo institucional, citas de Walter Benjamin que podrían ser de cualquier primo segundo pintadas en la pared).

Una hora después de irse Sascha en tren llegaban Toni y Nereida en avión. Era la primera vez que iba al aeropuerto en tren, y al llevarlos a casa me los llevé a Suecia en un descuido. Por fortuna, en lugar de putearse conmigo, les pareció encantador y nos fuimos a dar una vuelta y a comer hamburguesas por Malmö.


Aquí hay unas fotos que Toni y Nereida se estuvieron sacando mientras yo ejercía de anfitrión en la oficina.


De Sascha no tengo fotos porque, en un descuido, se metió en una máquina del tiempo y se fue al siglo XXXII.



Creo que ha sido mi peor ejercicio como anfitrión. Suerte de las visitas que se entretienen solas.

lunes, 1 de agosto de 2011

Hace unos meses descubrí que en la sección de estadísticas de blogger te dice las palabras de búsqueda que han llevado a la gente a tu blog. He ido coleccionando las que me parecían más graciosas hasta tener una lista de veinte. Hela aqui, todas las entradas están reproducidas verbatim:

  1. carta a los vecinos que dejan basuras en el rellano
  2. cognac napoleon adornado en cañon de madera
  3. cuantos comics de expediente x existen
  4. moria tattoo
  5. piropo a un cisne
  6. agradezco vuestra fineza
  7. me han dilatado las pupilas en el oftalmologo
  8. mi compañera de despacho
  9. que era antes en la otra era
  10. simulacro de insencio la casita dela abuela
  11. lucas vive en el piso 5 y baja a la panaderia al subir marca el 2 y sube 3! porq sube 3?
  12. follando la menol morenita
  13. mancharme de heces
  14. como funciona el tema de maletas en cimber sterling
  15. etiqueta de cerveza con cañones
  16. cómo comprometerse
  17. los vecinos de mis abuelos les insultan
  18. obra de teatro si señor
  19. conejo en bici
  20. pintar un armario
(El conejo ha salido de http://www.neeshahudson.blogspot.com/)